Hotel DeCameron El Salvador

HISTORIA QUE ME ENVIARON AL MAIL.

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Estimado amigos, les comparto esta carta que asi comollego a mi correo, yo se las hago llegar a ustedes. He decidido compartirla con ustedes pues no es la primera vez que me hablan mal de este lugar y sin el afan de levantar bolas, si no con la unica intencion de instarlos a tener cuidado a donde se dirigan es que se las mando.

Asi que sin mas preambulos.

Estimado Sr. Arias,

Buenos días. Mi nombre es Juan Luis Passarelli y estuve hospedado con mi familia en el Decameron de Salinitas del viernes 12 al lunes 15 de septiembre en las habitaciones 3104, 3106 y 3112. No encuentro mejor manera de explicarle el motivo de mi correo que un relato desde mi perspectiva de nuestra vacación en El Salvador, al mismo tiempo aprovecho a copiarle a mis amigos para ahórrame escribir varias veces mis relatos y aventuras. Que ondas mucha!

Hace un mes mas o menos nos encontrábamos escogiendo nuestro próximo destino vacacional. Mi viejo y yo nos inclinábamos por repetir nuestra vacación en Rio Dulce, pero en con espíritu aventurero y por recomendación de Liz (la novia de mi viejo) decidimos reservar en el Decameron de nuestra bella tierra hermana. En retrospectiva me doy cuenta lo importante que son las referencias personales en dicha decisión.

El 12 de septiembre zarpamos, no tan temprano porque mi familia no es muy buena para salir a tiempo. Justo antes de salir le cantamos felíz cumpleaños a mi hermanito y mi papá le dio un cheque como regalo de cumpleaños.

Mi salida de la ciudad, fue un poco tormentosa puesto que entre la organización del pasaporte, pisto, gasolina y sun block recibía llamadas de la oficina, uno de mis clientes no había pagado a tiempo y era día de pago de planilla, también nos enviaron a pedir un diseño urgente de un brochure para el cual necesitábamos tomar fotografías, por suerte la señal fue buena todo el camino. Mi teléfono y fiel acompañante hizo su trabajo de maravilla.

Al cruzar la frontera les mandé un mensaje de texto a mis socios que decía "espero estén bien mucha porque yo estoy aquí bien jodido bajo un sol precioso echándome la primera cerveza"… la vacación había iniciado.

Sin mucha novedad llegamos al hotel, hicimos el check in y caminamos hacia la habitación. La caminata se sintió como 10 kilómetros bajo un calor desértico mientras observábamos a mucha gente en la piscina tomando margaritas y cuba libre. "Pronto estaré yo allí!" pensé.

La habitación se sentía igual de caliente, el aire aún no estaba encendido. Lo encendimos a toda potencia… 16 grados centígrados decía el pequeño control. Rápidamente y aún sudando nos quitamos los blue jeans, nos pusimos ropa de playa, salimos de la habitación con nuestras nuevas llaves, cerramos las puertas y nos dirigimos hacia el bar babeando por una refrescante bebida alcohólica.

Ufff que rico! Pilsener bien fría, no es tan buena como la Gallo pero en ese momento era un verdadero pedacito de cielo. La vacación realmente había comenzado.

Después de un par fuimos a cenar, el buffete tenía cualquier cantidad de delicias Salvadoreñas de las cuales podíamos tomar todo lo que se nos diera la regalada gana. Una excelente muestra cuanto aproveché ese buffete son las cinco libras de mas que hoy muestran las escalas de mi baño. Creo que fueron las cuatro pupusas que me desayuné!

Mas tarde regresamos al cuarto y toda mi familia me llegó a buscar para decirme que mi socio había llamado repetidamente a todos sus teléfonos. Preocupado por su insistencia me corrí a la bolsa de mi pantalón buscando mi teléfono… no estaba allí. Busqué en la mesita de noche en donde había puesto mis lentes, y el reloj que me acababa de regalar mi novia para mi cumpleaños, pero mi celular no estaba allí, tampoco el reloj. Siendo de Guatemala y teniendo siempre atrás de la mente una desconfianza innata que todos los guatemaltecos poseemos mi siguiente reacción fue revisar mi billetera…. "¡¡¡Hijuelagrapu…. Hasta los quetzales se llevaron!!!!", le dije a mi hermano. Asimismo, el revisó su billetera y al igual que yo, su dinero de cumpleaños había desaparecido. Sarcástico como suelo ser yo, le dije "feliz cumpleaños buey!" No le causó mucha gracia.

Llamamos a la recepción, y nos dijeron que nos iban a mandar a un comité de seguridad que nos resolvería todo. Viendo el tamaño del hotel, lo que estábamos pagando por hospedaje, y la cena que me había dado me imaginé que un grupo de salvadoreños vestidos como que si fueran del FBI y entrenados por la mafia rusa en autodefensa y tortura vendrían a investigar y nos salvarían la noche. En mi mente esperaba que mágicamente los policías súper entrenados me iban a re-aparecer mi celular y los $250.00.

Esperamos y esperamos, y esperamos un poco más. Una hora mas tarde llegó el comité de seguridad, pero se quedaron afuera del cuarto por media hora mas puesto que estaban intimidados por mi papá, quien para esta hora estaba humeando. Yo miraba desde adentro del cuarto a los super policías que planeaban afuerita y no terminaban de entrar.

Finalmente, se animaron a pedirnos que firmáramos un papel para dejarlos revisar el cuarto. Los policías parecían mas como los de la PNC que los que yo tenía en mente pero lo importante es que ya estaban ahí. Después de firmar, los policías entraron y registraron hasta mis calzoncillos shucos. El sub-gerente de noche tartamudeando nos tomó nuestra declaración y prometiendo que el hotel haría todo lo posible para recuperar nuestra tan severa pérdida. Nos informaron que el hotel tenía la tecnología de polígrafo… mi ánimo sobre los policías re-surgió y pensé "bueno… se miran chiquitos pero seguro que son mega-busos porque tienen tecnología poligráfica". Lis no estaba tan segura puesto que la prueba poligráfica no es fehacientemente válida… o algo por el estilo.

El sub-gerente me prometió un reporte y se fue con su escuadrón de vuelta al cuartel general para iniciar la investigación. La vacación pasaba y para mientras yo pensaba, "si no recupero mi teléfono, nunca podré darle la vuelta al jueguito y ya iba por el 62%".

El día en que me fui, hable con el equipo de servicio al cliente y me dejaron esperando nuevamente (esta vez bajo el calor del medio día). Esperé, y esperé a una chica que se llama Carolina (la jefa del chavito colombiano de lentes con quien había estado hablando… el también tartamudeaba). Carolina por fin llegó y me entregó el tan esperado reporte, el cual tuve que firmar. Yo esperaba ver grafiquitas con mentiras y un mugshot del culpable mas el retorno de mis dolaritos, teléfono y mi reloj pero solo recibí una cartita que decía que el hotel lamentaba mi pérdida y que no habían encontrado nada y que no se hacían responsables de mi pérdida puesto que no estaba contratada la cajita de seguridad. Dentro de mi mente pensé tres cosas "1. Creo que el hotel no tiene el servicio secreto super mega swat que yo pensaba. 2. Gracias a Dios que los ladrones no vieron las dos computadoras que estaban en el cuarto porque ni aunque tuviéremos la cajita nos hubiera servido porque las computadoras no cabían en la cajita.", por último pensé "3. Que lástima que no me jalé otra pupusa porque ya me está dando hambrita".

Carolina me despidió lo más rápido que pudo y yo no pude ni expresar mi descontento, lo realmente furibundo que estaba. Mientras regresaba a mi carro se me rompió la burbujita que tenía en mi cabeza, y me dí cuenta que había perdido dos años de recopilación de datos de proveedores y clientes que tenía guardado en mi teléfono. Volteé a ver al cielo, el sol se miraba un poco pasado de medio día y pensé, "¿Qué horas son?" voltié a ver a mi muñeca y mi reloj ya no estaba allí porque me lo habían robado y tristemente recordé el día en que mi novia me regalo muy cariñosamente ese reloj.

Llegué a mi casa y esa noche y después de pedirle a alguno de los miembros de mi familia que me despertara a las 7am al día siguiente, puesto que me habían robado mi celular el cual yo usaba como alarma, me puse a pensar en lo mal que actuó el hotel. En el poco interés que sus empleados (la mayoría) tenían en dar un buen servicio. En lo tan ridículo que era su reporte policial que ignoraba el hecho que nuestras puertas estaban con llave y que alguien entró a nuestro cuarto y nos sacó dinero, bienes y todas las ganas que pudimos haber tenido de regresar.

Carolina me insistió que este es un caso aislado, pero en lo que llevo de estar en esta situación he conocido varios casos similares ocurridos en el Decameron. Habrá sido casualidad que cuando fui a pagar los $150 dólares que me cobró la compañía de teléfono para reponerme el celular ambas ejecutivas tenían experiencias similares de alguien que conocen, y a ambas después de pegar de alaridos les dieron un reembolso? Será casualidad que hoy que me reuní con mi contadora ella me comentó que a su tía le pasó lo mismo, en el mismo hotel, y por ser alharaca le devolvieron la plata? Será casualidad que al chavo que estaba a la par mía en el loby gritando le atendieron más rápido que a mi que fui educado y esperé pacientemente a que el hotel actuara como se debe?

Por el momento tengo un celular de reserva que no sirve para nada y estoy a la espera de uno nuevo. Aún así, se que me tomará meses recuperar los números perdidos. A mi hermano le repusimos su regalo de cumpleaños y ya conseguí otro reloj. Lo que aún sigo esperando es que el hotel actúe como se debe.

Espero su pronta respuesta Sr. Arias.

Atentamente,

Juan Luis Passarelli"